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David y Goliat en uno. La precisión, el ingenio y la delicadeza de la ingeniería más avanzada frente a enormes piezas cuyo peso haría pensar que el movimiento a esos niveles es imposible. Se trata, en definitiva, de aplicar lo minucioso y exacto a lo descomunal, de mover 850 toneladas y tener la capacidad de apuntar a un vehículo situado a 1.000 kilómetros de distancia sin que se note ni una sola vibración.
Una vez construido, y ante el tamaño del conjunto (41 metros de altura), se puede pensar que el Gran Telescopio CANARIAS (GTC) tiene el aspecto de un gigante torpe, pero nada más lejos de la realidad: cada pieza está estudiada para cumplir su misión a la perfección y hacer que todo ruede con precisión milimétrica. Porque, al igual que los trenes, la cúpula del GTC girará sobre raíles.
Si quisiéramos saber cómo se instalan los raíles de un tren, tendríamos que visitar alguna obra de RENFE o... ¡buscar alguna película del oeste en que se tratara este tema! Pero para saber cómo se instalaron los raíles del GTC basta con leer este reportaje: tienen el mismo aspecto que los raíles de tren, aunque, por supuesto, su fabricación e instalación requieran de otro tipo de tecnología más precisa.
Y la precisión no va en absoluto reñida con el tamaño: tornillos de medio metro de largo y varios centímetros de diámetro que unen la viga a la base de hormigón y grandes grapas que, a su vez, unen la viga al raíl... los raíles de un "tren" que viajará en el tiempo hacia las estrellas.
La viga carrilera
La viga carrilera soporta el complejo entramado sobre el que girará la cúpula; se compone de 12 piezas de 30 grados cada una y mide casi 19 cm de altura y 37 de ancho. Esta viga se fijó en el interior de unos agujeros denominados "bolsillos" realizados en el muro de hormigón. Estos agujeros tienen más de medio metro de profundidad (58 cm) y 15 cm de diámetro en su parte alta, con 12 en la parte baja (forma de cono truncado).
Los tramos de viga carrilera están sujetos entre sí por 8 tornillos de 1,6 cm de diámetro y 7 cm de largo. Para fijar la viga carrilera al muro de hormigón, se acoplaron unos tornillos o pernos en los "bolsillos", y luego se rellenaron estos agujeros con mortero hasta las tuercas reguladoras.
Todo está pensado, ya que estas tuercas sirvieron en su momento para corregir desniveles de la viga carrilera una vez instalada. Tras corregir los posibles desviaciones, se terminó de rellenar de mortero el hueco hasta la superficie del muro de soporte.
A la viga se fijaron unas grapas cuya función es sujetar el raíl de un modo especial: su finalidad no es fijar el raíl a la viga, sino dejarlo suelto hasta cierto punto, "agarrándolo" para evitar un posible movimiento de elevación. Así se facilita la descarga de peso sobre una goma denominada intercalador, situada entre la viga y el raíl, un elemento cuya finalidad es reducir la vibración y repartir la carga de la cúpula.
Así es como se instalaron los raíles del GTC. Aunque seguiremos hablando de ellos en próximas entregas.
Natalia R. Zelman