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Ciento noventa y seis grados centígrados bajo cero... No es un invierno crudo. No es mal tiempo... Es la temperatura necesaria para poner a prueba el prototipo de la Unidad de Rendijas Configurables de EMIR, el instrumento de segunda generación para el Gran Telescopio CANARIAS (GTC).
Ahora mismo EMIR es el instrumento más ambicioso de su tipo que se está construyendo. Será un espectrógrafo multiobjeto de gran campo y sus mecanismos estarán, como en casi todos los instrumentos que trabajan en el infrarrojo cercano (menos de 2,5 micras en la longitud de onda), dentro de un criostato que los mantendrá a una temperatura de –196 ºC (77 ºK).
EMIR se caracteriza por utilizar un sistema de máscaras multirrendija “robótico” integrado en el criostato, es decir, un sistema de reconfiguración del patrón de rendijas que evita tener que calentar, abrir, cambiar máscaras, cerrar y volver a enfriar el conjunto cada vez que se necesita modificar dicho patrón... En un instrumento tan grande como EMIR se tardaría aproximadamente una semana en el ciclo completo.
Esta “Unidad de Rendijas Configurables” o CSU (Configurable Slit Unit) se compone de un conjunto de barras deslizantes que se mueven sobre el campo de visión, entrando y saliendo de él, bloqueando una parte del haz de luz y dejando pasar sólo la que interesa en cada momento de una zona concreta. Las especificaciones requieren que se pueda cambiar el patrón de multirrendijas en tan sólo cinco minutos.
La empresa holandesa “Janssen Precision Engineering” (JPE), contratada para diseñar y fabricar el prototipo de demostración de la CSU, ha superado el primer hito importante de su programa de trabajo: la construcción y validación a temperaturas criogénicas del modelo de actuador lineal responsable del movimiento individual de cada barra de la CSU.
Las pruebas de validación, realizadas en el IAC en colaboración con el equipo de EMIR, han sido un éxito: durante una semana, empleando un criostato especialmente adaptado para la ocasión y refrigerado con nitrógeno líquido, se ha caracterizado el funcionamiento del mecanismo en orientaciones críticas, es decir, en las posiciones que podrían originar más dificultad. También se ha optimizando su rendimiento y comprobado el cumplimiento de las especificaciones.
El siguiente paso será la puesta a punto del sistema de control de posición, que permitirá colocar cada barra con precisión entorno a las 10 micras en un recorrido de 250 mm. En diciembre está prevista la entrega del prototipo final, que integrará 6 barras con sus 6 actuadores y sistemas de control: una mini-CSU que, de demostrar su funcionalidad, podría ser la antecesora de la unidad final de 100 barras.
Textos: Natalia R. Zelman
Pablo Redondo (equipo EMIR)