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22 de marzo de 2023

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Tenemos un problema

13/10/2005

Estamos a las puertas de una era en la que la tecnología es la dueña indiscutible de nuestros destinos. Todo gira en torno a ella, desde las cuerdas de una guitarra (como dice el cantautor Jorge Drexler) hasta la colocación de una placa que evitará que, al regresar a la Tierra, la nave Discovery sufra los devastadores efectos de la velocidad atravesando la atmósfera. Nuestros teléfonos móviles, la investigación espacial, los extremófilos, la evolución, incluso la posibilidad de adaptar la temperatura a nuestro gusto...

Y en este punto estamos, con la complicación de tener que bajar las temperaturas para evitar que el calor introduzca datos falsos en nuestra observación.

Tenemos un telescopio. Tenemos un instrumento que quiere ver las cosas en el rango infrarrojo. Tenemos un problema... y hay que solucionarlo. Hagamos borrón y cuenta nueva.

ES HORA DE VER LAS COSAS DE OTRO COLOR
Nada mejor que un reto tecnológico para avanzar, descubrir, mejorar y, espabilados como somos, adaptar e incorporar todo esto a nuestras vidas cotidianas... al menos a la de algunos.

EMIR es un enorme reto. Enorme también en tamaño. Antes de lanzarnos a la aventura de construirlo, hay que probar todos los subsistemas. Para eso necesitamos un criostato de pruebas, que se diseña en el Instituto de Astrofísica de Canarias. El conjunto pesa más de 1.000 kg, por lo que deberá moverse con grúa. Para empezar es un poco pesado. Y encima, tiene capas, como las cebollas.

La externa aguantará la presión. Dentro, dos capas más: una pantalla de radiación para evitar que entre el calor desde el exterior, y una pantalla adiabática* (ya estamos con tecnicismos, dirán): su misión es mantener la temperatura estable.

El diseño se envía a la empresa valenciana TTM, y... ¡Ya tenemos el Criostato multipropósito de pruebas criogénicas de EMIR (EMCTS, EMIR Multiproposal Cryogenic Test System)! No se asusten. Ya antes habíamos hecho intrusiones en los maravillosos mundos del infrarrojo y los criostatos. Sólo que a veces tenemos que volver a las raíces del asunto para entendernos mejor.

CON PRESIONES
Nuestro criostato podría compararse con una enorme olla a presión, pero en realidad es un termo que conserva las cosas al vacío. Aunque sí tiene forma de olla. Para lograrlo, tenemos que cumplir dos condiciones: primero, conseguir hacer el vacío, sacando todo el aire con unas bombas, y mantenerlo. Segundo, queremos una determinada temperatura.

Para preparar el “ambiente”, introducimos primero nitrógeno líquido, en una etapa denominada de “preenfriado”. Luego, para hacer que las temperaturas bajen aún más y, sobre todo, se mantengan estables, utilizaremos unos compresores de ciclo cerrado de helio (que comprime y descomprime el helio en un circuito: son como los compresores de las neveras, pero en lugar de freón u otros elementos, usan helio).

Nada que ver con la criogenización de cuerpos o cabezas humanas a la espera de que los avances los resuciten en el futuro... aquí lo único que resucita es la imagen que salta a la pantalla tras atravesar esa máquina del tiempo que es el telescopio...

CRIOSTATO “MADE IN SPAIN”
Este criostato ha sido diseñado en el IAC y fabricado por la empresa española Telstar Tecnología Mecánica S.L., TTM, creada en el año 2003 y ubicada en Valencia. Su actividad se desarrolla en el sector del Ultra Alto Vacío (UHV, Ultra High Vacuum).

La empresa “madre”, Telstar, empezó en 1963 haciendo bombas de vacío y actualmente cuenta con sucursales en China y Estados Unidos. También fabrica otro tipo de infraestructuras y elementos como salas limpias o equipos de esterilización destinados a la industria farmacéutica.

Un criostato de lo más avanzado hecho en España que nos sirve para poner a punto a EMIR y solucionar el problema inicial: ver en el infrarrojo.


*adiabática: Se dice del recinto entre cuyo interior y exterior no es posible el intercambio térmico. (www.rae.es)

Natalia R. Zelman

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