Ver lista completa de noticias
Cada vez que se ha instalado alguna de las partes de la estructura mecánica del Gran Telescopio CANARIAS (GTC) se ha llevado a cabo una precisa medición para ir reajustando los cambios que ocasionaban los nuevos pesos añadidos. Una inmensa estructura de más de 20 metros de altura, un mecano con piezas de varias toneladas que debe ajustarse en escalas mínimas... todos los telescopios del mundo necesitan precisión, pero, a mayor tamaño, mayor dificultad. Y más si hablamos de micras.
Esqueleto preciso
La estructura mecánica del telescopio es el esqueleto que soporta al resto del cuerpo, formado por músculos, venas, órganos y, cómo no, unos ojos muy especiales que llevarán toda la información al cerebro, que la procesará y nos la proporcionará para que la interpretemos.
Con el fin de que nuestro esqueleto pueda moverse, le hemos dado cuatro piernas que flotan sobre una superficie de aceite a presión, proporcionándole movimiento para girar en el plano horizontal o de acimut. La parte de las patas, la montura, está formada por la horquilla y las plataformas Nasmyth, el lugar donde se ubicarán los instrumentos más pesados.
El eje de este movimiento debe atravesar un punto concreto: el centro que pasa desde el lugar donde está ubicado el foco Cassegrain hasta el centro del espejo secundario, colocado a 18,13 metros de distancia, en la parte superior de la estructura.
El segundo movimiento, con el que moveremos el “tronco” en el plano vertical logrando la elevación, podemos hacerlo gracias, de nuevo, al sistema hidrostático ubicado en los focos Nasmyth. El eje de este movimiento debe estar fijado en la línea imaginaria que pasaría por el centro de los dos focos Nasmyth , situados a 14,80 metros de distancia.
El grado de precisión necesaria en la medida de los ejes de acimut y elevación es de 0.1 mm, es decir, 100 µm (micras). Para poner un ejemplo, el ojo humano tiene una resolución cercana a 100 µm, es decir, que lo más pequeño que podemos distinguir a simple vista no puede ser menor que, por ejemplo, un cabello humano.
Si seguimos con nuestro juego de analogías, los músculos serían los motores; las venas, el sistema de tuberías y cableado; los ojos, el juego de espejos formado por el primario, el secundario y el terciario, los tres dotados de capacidad de movimiento para ajustarse y colocarse en el sitio adecuado; finalmente, los instrumentos serían parte del cerebro.
Algunos de los componentes de nuestro “cuerpo telescópico”, que pesa 300 toneladas, pueden “sentir” los cambios de temperatura y verse afectados, por lo que hay sistemas para compensar esas alteraciones, por ejemplo, en el caso de los segmentos del espejo primario, o cuando el telescopio está en movimiento y hay que conservar el eje de movimiento.
El GTC puede calcular y regular durante el día, con el sistema de ventilación, la temperatura que necesita para trabajar por la noche.
Todo un constante proceso de ajustes que, no sólo se hace durante el montaje, sino que será un proceso continuado a lo largo de la vida de este cuerpo tan singular.
Natalia R. Zelman