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"Uno, dos, tres..." los conté de nuevo (¡qué nervios!). Uno dos… ¡doce! Y hemos conseguido plasmar sus reflejos en uno solo. ¡Sí! Hemos hecho Primera Luz.
Hace cosa de un par de meses esto estaba lleno de gente...Vinieron grandes personalidades a visitarme...Los preparativos fueron intensos. Nada como una noche palmera para, con el mar de nubes a mis pies, disfrutar de un acontecimiento que me ha puesto, de golpe, en la cabecera de multitud de noticias… No puedo decir que no estuviera nervioso, pero no me tembló ni un actuador...Por cierto, olvidaba presentarme, soy el Gran Telescopio CANARIAS, aunque ustedes, que son mis amigos, puede llamarme GTC.
Aquella noche del 13 de julio el cielo estaba tan despejado que era casi imposible contar las estrellas del firmamento. ¡Una de ellas tenía que ser mía! Yo había nacido para esto, para cazar estrellas, descubrir cuerpos celestes y cotillear la materia oscura. La hora de mi Primera Luz había llegado y todos los que me habían ayudado a crecer estaban allí.
Para mí, atrapar una estrella es un juego de espejos. Soy un rastreador nato, así que cuando, pasada la medianoche, el Príncipe de Asturias introdujo en mis sistemas informáticos el comando, me puse en movimiento: ¡comenzaba la búsqueda de fotones! La cúpula giró, se abrió y apuntó a las inmediaciones de la Estrella Polar. En mi primera ojeada al Universo utilicé una tercera parte de mi pupila aluminizada, es decir, tan sólo dispuse de 12 de los 36 segmentos que formarán mi espejo primario, ¡el mayor del mundo cuando esté completo!
Los doce espejos se alinearon obedientemente y fueron los ingenieros quienes se encargaron de apilar los reflejos en un único destello. ¡Y allí estaba, el brillo de una estrella registrado en mi retina! Mi primera compañera de viaje a través del Universo fue una estrella distante, casi anónima y cercana a la Polar. Pero no fue la única de aquella noche: luego pude observar a UGC 10923, una vistosa galaxia en interacción con grandes zonas de formación estelar. La última sorpresa estaba por llegar. No pude dejar de emocionarme cuando los traviesos ingenieros de la sala de control dibujaron mi nombre con la primera estrella…
El sueño se había hecho realidad. Primera Luz, ¡misión cumplida!
SEGUIR CRECIENDO
Aún me queda mucho por crecer. Mi próximo estirón ha llegado con los dos lotes de seis piezas vitrocerámicas que ya se están instalando en el mosaico de mi espejo primario. Luego vendrá OSIRIS, el primero de los instrumentos invitado a formar parte de mis engranajes.
De él me cuentan que tendrá una mirada aguda y veloz, casi diez veces más rápida que la de otros instrumentos similares. Su carenado, algo así como la carrocería en un coche, está ya preparado. Ahora afronta las pruebas de caracterización científica y técnica, gracias a las cuales obtendrá el máximo rendimiento de todos sus elementos. Espero que en noviembre pueda formar parte de mí y comencemos a trabajar en equipo.
Mientras, los astrónomos e ingenieros continúan poniéndome a punto. Andan atareados día y noche ajustándome y calibrando cada una de mis piezas para que todo funcione a la perfección en mi próximo reto: el Día Uno. Será entonces cuando la comunidad astronómica y yo trabajemos juntos al máximo nivel. El baile de espejos pasará de ser un juego a producir ciencia cada vez más competitiva.
La cuenta atrás continúa…
TEXTO: Nadjejda Vicente Cabañas
Toda la información sobre el acto de Primera Luz en:
BOLETÍN ESPECIAL DE ASTROFÍSICA EN LA PALMA
NOTAS DE PRENSA DEL IAC:
· 14/07/2007
http://www.iac.es/divulgacion.php?op1=16&id=456
· 12/07/2007
http://www.iac.es/divulgacion.php?op1=16&id=453